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CONFERENCIA IMPARTIDA POR EL M.I.SR. D. ANTONIO ARANDA CALVO, CANÓNIGO DE LA S.I. CATEDRAL Y CAPELLAN DE ESTA COFRADIA Y DEL SANTUARIO DE NUESTRO PADRE JESUS, DENTRO DE LOS ACTOS CONMEMORATIVOS DEL 425 ANIVERSARIO FUNDACIONAL DE LA COFRADIA CON EL TITULO

EL MARTIRIO UN DON DE DIOS. TESTIMONIO DE FE.

SIETE MÁRTIRES DE LA DIOCESIS DE JAEN. EJEMPLOS CONCRETOS DE ESTE TESTIMONIO.

PRIMERA PARTE:

EL MARTIRIO UN DON DE DIOS. TESTIMONIO DE FE.

 

 

INTRODUCCIÓN:

Con motivo del Año de la Fe[1], convocado por el Papa Benedicto XVI, los Obispos de la Iglesia Española nos han querido mostrar, para concluir dicho año, a testigos y ejemplos  de fe, hermanos y hermanas que puedan iluminarnos con su ejemplo e interceder por nosotros ante el Padre. Por ello se prepara una Beatificación del Mártires del S. XX en España: Un grupo de Siervos de Dios que dieron su vida en la persecución religiosa en el pasado siglo. El Martirio siempre ha sido considerado como el Testimonio de Fe y Amor más grande y más valorado por la Iglesia... “Nadie tiene más amor que quien da la vida por la persona amada”. Cristo bien que nos dio ejemplo de ello... Es la razón por la que vamos a hablar del martirio dentro del Año de la Fe y en el 425 Aniversario de la Fundación de la Cofradía “425 Años creciendo en la Fe”. Avanzamos en el Año de la Fe y debemos ir creciendo en ella como respuesta al Amor de Dios; fe que ha de estar íntimamente unida a nuestro amor a Dios y al prójimo... estas reflexiones pueden ayudarnos a profundizar y valorar nuestra vida cristiana.

7 Siervos de Dios, Testigos de Fe en nuestra Diócesis, habían seguido el proceso canónico necesario para ser beatificados. Ellos serán proclamados Beatos el 13 de octubre de 2013 en Tarragona. Se trata de su reconocimiento por parte de la Iglesia, es decir, que murieron violentamente  por la fe, por fidelidad al Señor y perdonando a quienes le sacrificaban; así, la Iglesia, oficialmente, los proclamará intercesores nuestros en el cielo.

En un primer momento  trataremos del Martirio como Don de Dios, Testimonio de Fe... plenitud de los compromisos bautismales, fruto de la fuerza del Espíritu que se nos dio en la Confirmación y ofrenda eucarística, cuerpo (sacrificado) y sangre (derramada) confesando a Cristo para gloria del Padre. “Por Cristo con Él y en Él a Ti Dios Padre Omnipotente en la unidad del Espíritu Santo todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos” decimos en el verdadero ofertorio de la Misa.

Como segunda parte, os propondremos el ejemplo concreto de los siete mártires de nuestra diócesis que serán beatificados en la fecha señalada. Ellos, cercanos a nosotros, pueden ser, más vivamente aún, ejemplo e intercesores para nuestras vidas y para nuestra iglesia diocesana: El Obispo, el Vicario General y Deán de nuestra Catedral, dos sacerdotes Arciprestes y Párrocos de Orcera y Mancha Real, dos jóvenes, uno Seminarista y otro de Acción Católica y Adoración Nocturna, y una Religiosa.

Desde el primer momento hemos de situarnos en una actitud abierta para recibir de Dios, a través de estas charlas, las gracias que necesitamos en este momento de nuestra vida:

-Por una parte, nuestra vida cristiana es camino de conversión y renovación, reavivar en nosotros los Sacramentos de la Iniciación Cristiana: nuestro Bautismo nos llama a la entrega total a Cristo y al servicio de nuestros hermanos... la entrega plena es precisamente “el martirio”. La Confirmación nos hace dar testimonio de Cristo con la madurez de la fe y hasta el final, hasta la entrega cruenta de la propia vida. En la Eucaristía podemos unir nuestro cuerpo y sangre al Cuerpo y Sangre de Cristo que se entrega por nosotros, los mártires ya lo han hecho en totalidad...

-Por otra parte, somos hijos de una Iglesia martirial, como no puede ser de otra manera, pues nuestra Cabeza, Cristo, derramó su Sangre por nosotros; la Historia de la Santa Iglesia confirma esa dimensión y nuestra diócesis de Jaén no desdice en absoluto esa condición martirial: ella nace con la sangre de los mártires, comenzando por San Eufrasio, su primer Obispo; seguirá siendo regada hasta nuestros días por Bonoso y Maximiano (Arjona), San Amador (Martos), San Pedro Pascual( Jaén y Baeza), Beato Marcos Criado(Trinitario. Andujar), San Pedro Poveda (Linares. Jaén. Institución Teresiana) los Beatos Trinitarios (Andujar, Villanueva del Arzobispo y Martos) ya beatificados en 2007 así como el dominico P. José Mª. López Carrillo, natural de Alcalá la Real… y tantos otros desconocidos, pero bien presentes en el cortejo del Cordero Inmaculado, en cuya sangre lavaron sus propias ropas. 

Ya veis la riqueza que la realidad del Martirio nos puede traer para este año de la Fe.

 

1.- EL MARTIRIO:

Al convocar el Papa Benedicto XVI el Año de la Fe, expuso el motivo del mismo en su Carta Apostólica Porta Fidei y, a propósito de los ejemplos de fe, en el nº 13 dice:

“Por la fe, los mártires entregaron su vida como testimonio de la verdad del Evangelio, que los había trasformado y hecho capaces de llegar hasta el mayor don del amor con el perdón de sus perseguidores” (P. F. 13).

Por su parte la Conferencia Episcopal Española, en el Plan de Pastoral para los próximos años, aprobado en abril de 2012 dice, siguiendo la palabras del Pontífice: “La Iglesia que peregrina en España ha sido agraciada con un gran número de estos testigos privilegiados del Señor que son grandes intercesores y un estímulo muy valioso para una profesión de la fe íntegra y valiosa...”

El don y el testimonio es lo que se resalta en estas breves líneas. Es lo que quisiera quedara en nuestra mente y en nuestro corazón... por ser don, regalo, predilección, signo de un inmenso amor de Dios hacia nosotros, hemos de darle gracias porque el Señor siempre está grande con nosotros, con su Iglesia... por ser testimonio, ejemplo, modelo para vivir nuestra fe hemos de conocer e imitar los testimonios concretos de nuestros mártires. Pidamos la intercesión de ellos para vivir, defender y crecer en la fe, por la que ellos mismos, hermanas y hermanos nuestros, derramaron su sangre.

 

YA EN EL A. T. SE NOS HABLA DE FIELES DISPUESTOS A DARLO TODO POR SU DIOS, GRACIAS A UNA FUERZA ESPECIAL DE ÉL:

-Nuestro padre Abrahán, sacrificando a su hijo Isaac, anuncio y sombra de Cristo. José maltratado por fidelidad a su Dios. Moisés que renuncia a los halagos de una vida palaciega por seguir la llamada de Dios: “Por fe, Moisés, ya crecido, renunció a hijo de una hija del faraón, y prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios al disfrute efímero del pecado, estimando que la afrenta de Cristo valía más que los tesoros de Egipto y atendiendo a la recompensa” Hbr.11, 24-26. Ahí están los Profetas, cuya autenticidad se muestra en las penalidades que debían sufrir por la Palabra... ahí tenemos a Jeremías quien expresa vivamente cómo su vivir es un verdadero martirio ... Pero hay un testimonio muy fuerte y dramático, bien conocido, cual es el de Los Macabeos en el libro II cap. 7º: los siete hermanos murieron por Dios, y la madre no sólo presenció sus muertes, sino que los animaba valientemente a soportar el martirio. Así le hablaba al pequeño: “Hijo mío ten piedad de mi, que te llevé nueve meses en mi seno... Hijo mío, te lo suplico, mira al cielo y a la tierra, fíjate en lo que contiene y verás que Dios lo creó todo de la nada... No temas de tus verdugos, no desmerezcas de tus hermanos y acepta la muerte. así por la misericordia de Dios, te recobraré junto a ellos”

Y estas eran las expresiones de los jóvenes:

-“Estamos dispuestos a morir antes que quebrantar la ley”

-“Vale la pena morir en manos de hombres cuando se espera que Dios mismo nos resucitará”

-“¿Qué esperáis? Yo, lo mismo que mis hermanos, entrego mi cuerpo y mi vida por la Ley”

 

EN EL NUEVO TESTAMENTO ESTÁ ANTE TODO LA ENSEÑANZA Y EL EJEMPLO DE NTRO. SR. JESUCRISTO.

·        El Precursor, Juan Batista, preparando los caminos del Señor fue martirizado por denunciar el pecado y proclamar la verdad en fidelidad a su Dios y a la misión de Profeta: él iba preparando la llegada de Jesús con su palabra, con el bautismo en el Jordán y con el ejemplo de su vida, consumada en el propio martirio... (Mat. 14, 3) [2]

  • http://www.cofradiaelabuelo.com/templates/elabuelonew/images/postbullets.png); background-position: 0% 0%; background-repeat: no-repeat;">Y Nuestro Señor Jesucristo es quien encarne plenamente  en Sí la realidad martirial, que su Iglesia heredará como don precioso. La vida de Jesús está orientada al martirio y su muerte es un verdadero martirio. Él, que “vino a los suyos y los suyos no le recibieron” Jn. 1, contra quien se conspira  “pues si este hombre sigue predicando todos creerán en él”  y así después de la Resurrección de Lázaro, “los grandes jefes, sentenciaron definitivamente su muerte...” Jn. 11, 43. Él mismo que dijo: “Cuando el Hijo del hombre sea levantado...” Jn. 8, 27. Él, quien da la vida por las ovejas y quien nos enseñó que “si el grano de trigo no cae en tierra y muere...” Jn. 10, 5, 15, 17. Él que anuncia su pasión y muerte por tres veces, Mat. 16,21; 17,22; 20, 17 y quien dijo a cuantos quisieran seguirle que deberían estar dispuestos a beber el cáliz que Él iba a beber... Mt. 20, 23. Y es que Jesús quiso cumplir la voluntad del Padre y su muerte es eso: volver al Padre con el mundo salvado por su sangre, Juan 7, 33 y 8, 21.

 

  • http://www.cofradiaelabuelo.com/templates/elabuelonew/images/postbullets.png); background-position: 0% 0%; background-repeat: no-repeat;"> Los Evangelios nos muestran que la vida y el ministerio de Jesús es un combate contra el mal para rescatar a los hombres, esclavos del pecado y llevarlos hasta el Padre Mt. 4, 10. La muerte es su hora, ella no tiene poder sobre Él, pero se somete para salvar al hombre Mt.4, 10; Jn. 18, 37 y 19, 30. Él nos enseña “que no hay amor más grande que dar la vida por los amigos” Juan 15,13, y que “cuando el mundo os odie tened presente que primero me ha odiado a Mi”     Jn. 15, 18 (Ver Jn. 12, 12, 24-25; Lc. 9, 3; 14, 26.  Mt. 10,16, 24 y 28; 10, 39; 24, 9. La muerte de Cristo es martirio porque es testimonio de Amor fiel al Padre, y testimonio de amor hacia nosotros por quienes ofrece su vida para destruir el pecado y abrirnos el camino de la reconciliación y de la esperanza. Con su muerte rescata y afirma el poder de la libertad del justo, la obediencia del Hijo sobre todo poder terreno y contra toda codicia, instrumentos del Demonio.
  • http://www.cofradiaelabuelo.com/templates/elabuelonew/images/postbullets.png); background-position: 0% 0%; background-repeat: no-repeat;">Jesús vive su muerte, injusta y terrible, en la Última Cena haciéndola ofrenda y alabanza, sacrificio de redención... y en la Oración de Getsemaní “No se haga mi voluntad sino la tuya...” Lc. 22,42. En Hebreos, la muerte de Jesús es el sacrificio definitivo del Hijo obediente, por lo que será resucitado y se convertirá en causa de salvación eterna para todos.
  • http://www.cofradiaelabuelo.com/templates/elabuelonew/images/postbullets.png); background-position: 0% 0%; background-repeat: no-repeat;">La Eucaristía es la celebración de la muerte de Jesús, el ofrecimiento y la entrega de su vida por su obediencia y por su amor. Quienes la celebran y se alimentan de ella se hacen capaces de imitar al Maestro... y la comunidad que lo vive se hace verdaderamente martirial.
  • http://www.cofradiaelabuelo.com/templates/elabuelonew/images/postbullets.png); background-position: 0% 0%; background-repeat: no-repeat;">Los inicios de la Iglesia: los discípulos de Jesús y primeros cristianos. Jesús les instruyó les formó: “lo que a mi me suceda os pasará a vosotros”; “serán perseguido por causa del Maestro, les azorarán y llevarán a los tribunales”; “el discípulo no puede ser más que el Maestro... pero el Padre del Cielo cuidará de todos, pues hasta lo hace de un par de gorriones”. Los textos de despedida, en los capítulos 14-17 de San Juan, nos hablan bien de todo esto; “os lo he dicho por adelantado para que cuando suceda no se turbe vuestro corazón”. Y el anuncio de Jesús se cumplió. Sus discípulos consumaron su testimonio con el martirio; antes que ellos el Diácono San Esteban... La Iglesia se preparó con la oración para el testimonio que Jesús les había anunciado y así también a lo largo de la historia, siempre ha habido mártires. Ver Hch. 5,17; 5, 40-41; 7; 8,1; 21, 15-28.

2.- EN LA HISTORIA DE LA IGLESIA nos muestra la realidad del martirio, la heroicidad de los mártires, el valor de su testimonio y el lugar de honor que siempre ocuparon en las comunidades cristianas... y todo porque consumaron su unión con Cristo por la fuerza del Espíritu para gloria del Padre. La vida del cristiano continúa la lucha contra el mal en el mundo “todavía no habéis resistido hasta la muerte en vuestra lucha contra el pecado” Hebreos 12, 1-4. Resistir hasta la muerte en esta lucha entra en la vocación del cristiano. La posibilidad del martirio está siempre presente ante nosotros.

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3.- LA REALIDAD CRISTIANA

La experiencia de la persecución les hace a los primeros cristianos llegar hasta el fondo de las implicaciones y exigencias del Bautismo; en realidad, el bautizado muere con Cristo para resucitar con Él por la fuerza del Espíritu; pasa de la muerte a la Vida para la gloria del Padre. Pablo lo expresa cuando dice: Estoy crucificado con Cristo, vivo yo pero no soy yo es Cristo quien vive en mí. Busca la justificación que viene de Dios y desea hacerse semejante a Jesucristo, no de cualquier modo sino por su “muerte”; sólo el anuncio de la fe para la salvación de sus hermanos le retiene en este mundo (Fil. 1, 20-30) Cuando llegue la hora definitiva, la muerte ya  no será un drama, sino el coronamiento, la manifestación y el cumplimiento de lo que ha vivido durante toda la vida: “Estoy a punto de llegar al final, he mantenido la fe, llego al final de mi carrera, espero entrar en la gloria del Señor” II Tm. 4,6-8.

Y la experiencia de Pablo no es algo excepcional, es mas bien la condición de todo cristiano “los que quieran vivir piadosamente en Cristo Jesús, sufrirán persecuciones” II Tm. 3,13.

Los mártires, en el martirio, viven al máximo su condición de bautizados... la culminación es la misma muerte... llevan a cabo las implicaciones bautismales hasta el fin, y así se convierte en testimonio para los demás, para nosotros.

Pero sabiendo que uno no puede confesar “Jesús es el Señor” si no es por la fuerza del Espíritu, una “confesión” tan plena como la del Martirio, no puede darse sin una gracia especial de Dios, un don de su Espíritu: el don de la fortaleza, de la Piedad y el Temor de Dios.

Por eso nosotros, mirando a nuestros mártires de todos los tiempos y de toda la Iglesia, podemos aprender a vivir día a día, “en el martirio de la vida cotidiana” nuestra condición bautismal. Muerte a cuanto nos aparte de Él y resurrección a la vida en Dios.

 

A punto vienen las palabras de Benedicto XVI en su visita en la Isla Tibertina a la Basílica de San Bartolomé, dedicada a los mártires del S. XX[3]:

El amor santo de Dios  impulsó a Cristo a derramar su sangre por nosotros. En virtud de esa sangre hemos sido salvados. Sostenidos por esa llama de amor, los mártires derramaron su sangre y se purificaron en el Amor de Cristo que a la vez les hizo capaces de sacrificarse  también ellos por el amor. Los testigos de la fe tenemos que vivir este amor “mayor”, dispuestos a sacrificar nuestra vida por el Reino de Dios. De este modo, llegamos a ser amigos de Cristo, configurados con Él, aceptando el sacrificio hasta el extremo, sin  poner límites al don del amor y al servicio de la fe. El testimonio de Cristo hasta el derramamiento de la sangre es la mayor fuerza de la Iglesia. Aparentemente la violencia de los totalitarismos y la brutalidad de las persecuciones pueden parecer victoriosas cuando llegan a apagar la voz de los testigos, pero Jesús resucitado ilumina y fecunda su testimonio para que sea semilla de cristianos y levadura del mundo. En la debilidad del mártir actúa una fuerza que el mundo no conoce, la fuerza de la cruz, la fuerza del amor, victorioso con la fuerza del Espíritu, cuando parece estar derrotado y vencido. “Derribados pero nunca vencidos” (II Cor. 4, 9)  “Cuando soy débil entonces es cuando soy más fuerte” (II Cor. 12, 10). En la debilidad del mártir se manifiesta la fuerza creadora del amor de Dios.

  • http://www.cofradiaelabuelo.com/templates/elabuelonew/images/postbullets.png); background-position: 0% 0%; background-repeat: no-repeat;">Los mártires son nuestros maestros de vida (el valor absoluto de Dios)
  • http://www.cofradiaelabuelo.com/templates/elabuelonew/images/postbullets.png); background-position: 0% 0%; background-repeat: no-repeat;">Su memoria nos recuerda que vivimos en un mundo difícil, donde muchas veces domina el Mal, que los conflictos son posibles y que la primacía del amor del cristiano tiene que llevarnos a dar la cara y no ocultarnos en un disimulo vergonzante.
  • http://www.cofradiaelabuelo.com/templates/elabuelonew/images/postbullets.png); background-position: 0% 0%; background-repeat: no-repeat;">No debemos buscar los conflictos, ni sólo denunciar el pecado; nuestro quehacer es honrar a Dios y amar al prójimo… pero no somos ciegos ni sordos y sabemos cómo la misión de la Iglesia provoca la persecución más o menos larvada. Hemos de estar preparados.
  • http://www.cofradiaelabuelo.com/templates/elabuelonew/images/postbullets.png); background-position: 0% 0%; background-repeat: no-repeat;">Los que viven sin Dios tratan de justificar su posición y quieren convencer, aún a los cristianos, de lo innecesario que es la presencia de Dios en el mundo. El cristiano ha de tomar posición ante la privatización de nuestros ser de cristianos o ante el testimonio respetuosso y comprometido de nuestra fe.
  • http://www.cofradiaelabuelo.com/templates/elabuelonew/images/postbullets.png); background-position: 0% 0%; background-repeat: no-repeat;">Si Tertuliano pudo decir que “El martirio es la mejor medicina contra el peligro de la idolatría” nosotros podemos decir que la condición martirial de la vida cristiana es un antídoto contra la tibieza y la secularización de los cristianos; la condición martirial del cristiano fundamenta la opción de una vida en Dios y con Dios.
  • http://www.cofradiaelabuelo.com/templates/elabuelonew/images/postbullets.png); background-position: 0% 0%; background-repeat: no-repeat;">“Los cristianos españoles somos hijos de nuestros mártires lejanos y cercanos… ¿Qué hubiera sido de nuestra  fe y de la Iglesia en España, sin el muro insalvable de la fortaleza de los mártires? ¿Qué hubiera sido de nuestra propia fe, de nuestra vocación sin el esplendor de su testimonio?
  • http://www.cofradiaelabuelo.com/templates/elabuelonew/images/postbullets.png); background-position: 0% 0%; background-repeat: no-repeat;">En este momento, ellos son nuestros mejores intercesores y nos dan ejemplo para vivir nuestra fe con entusiasmo, con sinceridad y con fuerza, con humildad y coherencia, sin miedos… una fe viva por el amor, la caridad y el servicio a los hermanos… el espíritu de perdón y concordia.

 

4.- EL MARTIRIO EN LA DOCTRINA DE LA IGLESIA

  • http://www.cofradiaelabuelo.com/templates/elabuelonew/images/postbullets.png); background-position: 0% 0%; background-repeat: no-repeat;">Concilio Vaticano II

En la constitución Lumen Gentium, 42: “Jesús, Hijo de Dios, mostró su amor entregando su vida por nosotros. Por eso nadie tiene amor más grande que el que da su vida por sus hermanos ( 1 Juan  3, 16 y Juan 15,13) Pues bien, algunos cristianos, ya desde los primeros tiempos, fueron llamados y serán llamados siempre, a dar este supremo testimonio de amor delante de todos, especialmente, de los perseguidores. En el martirio el discípulo se asemeja al Maestro, que aceptó libremente la muerte para la salvación del mundo, y se configura con Él derramando también su sangre. Por eso la Iglesia estima siempre el martirio como un don eximio y como la suprema prueba de amor. Es un don concedido a pocos, pero todos deben estar dispuestos a confesar a Cristo delante de los hombres y a seguirlo en el camino de la Cruz en medio de las persecuciones, que nunca le faltan a la Iglesia”

(50) “La Iglesia siempre ha creído que los Apóstoles y los mártires , que han dado con su sangre el supremo testimonio de fe y de amor, están más íntimamente unidos a nosotros en Cristo (que otros hermanos que viven ya en la Gloria). Por eso, los venera con especial afecto, junto a la bienaventurada Virgen María y los santos ángeles, e implora piadosamente la ayuda de su intercesión”.

El Concilio dice también que la mejor respuesta al fenómeno del secularismo y del ateísmo contemporáneos, además de la propuesta adecuada del Evangelio, es “el testimonio de una fe viva y madura... y numerosos mártires dieron y dan un testimonio preclaro de esta fe. El siglo XX ha sido llamado, con razón, “el Siglo de los mártires”. (G. et S. 2)

  • http://www.cofradiaelabuelo.com/templates/elabuelonew/images/postbullets.png); background-position: 0% 0%; background-repeat: no-repeat;">Catecismo de la Iglesia Católica: números 2473 y 2474

2473.- “El martirio es el supremo testimonio de la verdad de la fe; designa un testimonio que llega hasta la muerte. El mártir da testimonio de Cristo, muerto y resucitado, al cual está unido por la caridad. Da testimonio de la verdad de la fe y de la doctrina cristiana. Soporta la muerte mediante un acto de fortaleza. “dejadme ser pasto de las fieras. Por ellas me será dado llegar a Dios” (S. Ignacio de Antioquia. Rom. 4, 1)

2474.- “Con el más exquisito cuidado, la Iglesia ha recogido los recuerdos de quienes llegaron hasta el extremo por dar testimonio de su fe. Son las actas de los Mártires, que constituyen los archivos de la verdad escritos con letras de sangre:

No me servirá nada de los atractivos del mundo, ni de los reinos de este siglo. Es mejor para mí morir (para unirme) a Cristo Jesús que reinar hasta los confines de la tierra. Es a Él a quien busco, a quien murió por nosotros. A Él quiero, a quien resucitó por nosotros. Mi nacimiento se acerca... (San Ignacio de A. Rom. 6,1-2)

Te bendigo por haberme juzgado digno, en este día y en esta hora, de ser contado entre el número de tus mártires... Has cumplido tu promesa, Dios de la fidelidad y de la verdad. Por esta gracia y por todo te alabo, te bendigo, te glorifico por el eterno y celestial Sumo Sacerdote Jesucristo, tu Hijo amado. Por Él que está contigo y con el Espíritu, te sea dada gloria ahora y en los siglos venideros. Amen (San Policarpo, Mártir 14, 2-3)

  • http://www.cofradiaelabuelo.com/templates/elabuelonew/images/postbullets.png); background-position: 0% 0%; background-repeat: no-repeat;">Santos Padres:

-Es bien conocido cómo San Ignacio de Antioquia, condenado a morir devorado por las fieras, fue trasladado a Roma donde recibió la corona del martirio en el año 107 en el reinado del Emperador Trajano. Tal era su deseo de entregarse totalmente a Cristo que veía en la muerte el camino para ello. Así se expresa respecto al martirio inminente:

“Por lo que a mí toca escribo a todas las Iglesias, y a todas les encargo que yo estoy pronto a morir de buena gana por Dios, con tal de que vosotros  no me lo impidáis. Yo os lo suplico: no mostréis conmigo una benevolencia importuna. Permitidme ser pasto de las fieras, por las que me es dado alcanzar a Dios. Trigo soy de Dios, y por los dientes de las fieras he de ser molido, a fin de ser presentado como limpio pan de Cristo”

 

-San Justino, filósofo y mártir cristiano que se negó a ofrecer sacrificios a los dioses, en la persecución de Marco Aurelio en el año 165, se expresaba así:

“Es nuestro deseo más ardiente sufrir por amor a nuestro Señor Jesucristo, para ser salvados. Este sufrimiento nos dará la salvación”

 

-La lección de San Cipriano es espléndida cuando, Obispo de Cartago y mártir del siglo tercero en la persecución de Valeriano, nos manifestaba:

“¡Feliz cárcel, dignificada por vuestra paciencia! ¡Feliz cárcel, que traslada al cielo a los hombres de Dios!” Y cuando se decretó la sentencia de muerte por la que iba a dar la vida por el Señor, exclamó: “Gracias sean dadas a Dios” En el Tratado sobre los Apóstatas, refiriéndose a quienes, fieles a su fe, estaban dispuestos a dar la vida por el Señor, el mismo Cipriano escribe: “Ahí está la cándida cohorte de soldados de Cristo, que, dispuestos a sufrir la cárcel y armados para arrostrar la muerte, quebrantaron con su irresistible empuje la violencia arrolladora de los golpes de la persecución. Rechazasteis con firmeza al mundo, ofrecisteis a Dios magnífico espectáculo y a los hermanos disteis ejemplo para seguirlo”. Y otra vez San Cipriano en el mismo Tratado, nos exhorta: “Miramos a los mártires con gozo de nuestros ojos y los besamos y abrazamos con el más santo e insaciable afecto, pues son ilustres por la fama de su nombre y gloriosos por los méritos de su fe y valor”.

-San Fulgencio de Ruspe, hablando sobre San Esteban afirma: “Esteban, para merecer la corona que significa su nombre tenía la caridad como arma, y por ella triunfaba en todas partes. Por la caridad de Dios no cedió ante los judíos que lo atacaban, por la caridad hacia el prójimo, rogaba por los que lo lapidaban… oraba para que no fueran castigados”.

 

-San Cornelio alaba la fortaleza del mártir:

“No hay manera de expresar cuan grande ha sido aquí la alegría y el regocijo, al enterarnos de vuestra fortaleza: de cómo has ido tú a la cabeza de tus hermanos, en la confesión del nombre de Cristo” 

-Tertuliano, por su parte, refiriéndose a la cárcel y a los encarcelados para el martirio, les alaba de esta manera: “Hay oscuridad, pero la luz sois vosotros precisamente; hay cepos, más vosotros estáis liberados por Dios; allí se percibe un mal hedor, pero vosotros sois un perfume suave; estáis en espera del juicio, pero seréis vosotros quienes haréis el proceso de vuestros jefes”.

-Escuchemos, por fin, a San Agustín que nos dice: “Por los hechos tan excelsos de los santos mártires, en los que florece la Iglesia por todas partes, comprobamos con nuestros propios ojos cuan verdad sea aquello que hemos cantado: Mucho le place al Señor la muerte de sus fieles, pues nos place a nosotros y aquel en cuyo honor ha sido ofrecida” (Sermón 329); y en otro lugar: “El pueblo cristiano celebra la conmemoración de sus mártires con religiosa solemnidad, para animarse a su imitación, participar de sus méritos y ayudarse con sus oraciones…” (Tratado contra Fausto, 20,21). Y en el Sermón de la fiesta de San Fructuoso: “Bienaventurados los santos en cuya memoria celebramos el día de su martirio: ellos recibieron la coraza eterna y la inmortalidad sin fin, a cambio de la vida corporal. Y a nosotros nos dejaron su exhortación. Cuando oímos cómo padecieron los mártires nos alegramos y glorificamos en ellos a Dios”  Para el Santo de Nipona, la grandeza de los mártires está en su maravillosa unión con Cristo: “¿Cómo podrían haber triunfado los mártires si en ellos no hubiera vencido aquél que afirmó: Tened valor, yo he vencido al mundo? El que reina en el cielo regía la lengua y la mente de sus mártires, y por medio de ellos, en la tierra vencía al diablo y, en el cielo, coronaba a sus mártires. ¡Dichosos los que así bebieron este cáliz! Se acabaron los honores y recibieron el honor”

LOS PAPAS PABLO VI, el BEATO JUAN PABLO II y BENEDICTO XVI

En 1964 Pablo VI decía al canonizar a San Carlos Luanga y Compañeros mártires:

“Los mártires africanos vienen a añadir a este catálogo de vencedores, que es el martirologio, una página trágica y magnífica, verdaderamente digna de sumarse a aquellas de la antigua África. Estos mártires africanos abren una nueva época… La África, bañada por la sangre de estos mártires resurge libre y dueña de sí misma. La tragedia que los devoró fue tan inaudita y expresiva que ofrece elementos representativos suficientes para la formación moral de un pueblo nuevo, para la fundación de una nueva tradición espiritual, para simbolizar y promover el paso desde una civilización primitiva hacia expresiones superiores del espíritu y a las formas superiores de la vida social”

el Beato Juan Pablo II en su intenso pontificado valoró el testimonio de los mártires; canonizó o beatificó a muchos y en sus homilías y discursos nos mostró cómo un heroísmo tal ha de venir de la fuerza de Dios, la gracia del Espíritu y el amor a Jesucristo, Rey y Señor de los mártires.

Así el la beatificación de tres Carmelitas Descalzas de Guadalajara, 29-III-1987- decía: “Humildes y gozosos testigos de la fuerza del amor de Cristo, las tres beatas carmelitas descalzas mártires son para toda la Iglesia ejemplo de fidelidad heroica que brota de la atención amorosa a cumplir en todo la voluntad del Padre, con caridad y coherencia evangélica”

El 10 de octubre de 1993, en la beatificación de varios mártires andaluces, el sacerdote Pedro Poveda, la maestra Victoria Diez, los obispos Diego Ventaja y Manuel Medina más siete hermanos de la Doctrina Cristiana, el la homilía decía: “Todo lo puedo en aquél que me conforta (Flp. 4,13) Hoy la Iglesia pone estas palabras del apóstol Pablo en labios de los mártires que en nuestro tiempo, han dado nuevo testimonio de una fe sorprendente. ¡En Cristo todo lo puedo! Esta es la fuerza del amor, manifestado plenamente en la resurrección… Se trata de mártires, es decir de testigos de verdad y de libertad…Con su sacrificio el mártir grita ante el mundo su elección libre de la verdad de Dios contra toda lisonja o amenaza de quien se opone a Dios”

En el Consistorio del 13 de junio de 1994 decía a los Cardenales: “Como cada siglo la historia de la Iglesia, también la nuestra ha dado numerosos santos y beatos, y especialmente muchos mártires. En el ya citado memorando sobre el tema de la preparación para el gran jubileo, he subrayado la oportunidad de elaborar un martirologio contemporáneo, que tenga en cuenta a todas las iglesias particulares, también en una dimensión y en una perspectiva ecuménica. Hay muchos mártires en las iglesias no católicas: ortodoxos en Oriente y también protestante”

En la Carta Apostólica “Tertio milenio advniente” habla de “aquella siembra de mártires y aquel patrimonio de santidad que caracterizaron a las primeras generaciones cristianas”…En nuestro siglo han vuelto los mártires, con frecuencia desconocidos, “miles ignoti” de la causa de Dios”.

El Papa pedía a las iglesias locales que no pierdan la memoria de los que han sufrido martirio, que se recoja la documentación necesaria pues al reconocer la santidad de estos hijos e hijas se rendirá máximo honor a Dios mismo.

En el mismo año de 1994, el 26 de diciembre, fiesta de San Esteban, Protomártir, a la hora del Ángelus se oía la palabra del Papa: “La Iglesia se ha fortalecido constantemente con la contribución de los mártires que, como San Esteban, se han sacrificado por la gran causa de Dios entre los hombres. El pueblo cristiano, por consiguiente, no puede y no quiere olvidar el don que le han hecho estos miembros suyos elegidos: constituyen un patrimonio común de todos los creyentes. El ejemplo de los mártires y de los santos es una invitación a la plena comunión entre todos los discípulos de Cristo”

Benedicto XVI en Porta Fidei, convocando el “Año de la Fe”: Por la fe, los mártires entregaron su vida como testimonio de la verdad del Evangelio, que los había transformado y hecho capaces de llegar hasta el mayor don del amor, con el perdón de sus perseguidores” (P.F. 13)

SEGUNDA PARTE: SIETE MÁRTIRES DE LA DIÓCESIS DE JAÉN. EJEMPLOS CONCRETOS DE TESTIGOS DE LA FE.

SIETE TETIGOS DE LA FE EN NUESTRA DIÓCESIS

Mons. Manuel Basulto Jiménez, Obispo de Jaén

   Félix Pérez Portela, Vicario General y Deán en la Diócesis.

   Francisco Solís Pedrajas, Párroco y Arcipreste de Mancha Real.

   Francisco López Navarrete, Párroco y Arcipreste de Orcera.

   Manuel Aranda Espejo, Seminarista de Monte Lope Álvarez.

   José María Poyatos Ruiz, Joven de A. C. y Adoración Nocturna de Rus.

   Victoria Valverde González, Religiosa de la Divina Pastora de Martos

 

Algunos datos biográficos: su origen, su vida y testimonio martirial.

 

I.- EL OBISPO DE JAÉN  MONS. MANUEL BASULTO JIMÉNEZ.

Era natural de Adanero un pueblo de Ávila y nació en 1869; ingresa en el Seminario de Ávila,  y es ordenado sacerdote en el año 1892; fue párroco de Santo Tomás de Ávila y profesor en el Seminario Mayor; después Canónigo de León y Madrid. El Papa le nombró Obispo de Lugo en 1909 y en 1920  Obispo de Jaén hasta 1936 en que muere. Tuvo como lema la frase de Santa Teresa de Jesús “quien a Dios tiene nada le falta”. Mons. Basulto fue un obispo bueno y fiel, amó a la Iglesia y dio testimonio de ello con su vida, y con su muerte, pues nadie tiene más amor que quien da la vida por la persona amada. Fue un obispo de buena preparación teológica, de costumbres sencillas, no dado al boato, acogedor con los sacerdotes y cercano al pueblo; los fieles le querían. Concluyó el Seminario Mayor de Jaén, y puso los cimientos del Menor. Hizo prosperar en la diócesis la Acción Católica, la Adoración Nocturna, la Catequesis, actividades de acción social, de caridad y beneficencia y actividades culturales. Se  avanzó mucho en el apostolado seglar, en la piedad y en la formación de los sacerdotes.

Sufrimientos y gozos. A este obispo le tocó sufrir, especial desde 1930, porque la Iglesia era calumniada y perseguida, faltaba la libertad a los fieles en la práctica religiosa y los sacerdotes encontraban dificultades en el desempeño de su misión; no obstante también sintió el afecto de sus diocesanos, clero y fieles. En 1935 celebró sus bodas de plata episcopales, en ellas recibió el afecto del clero y de los fieles.

Prisionero en su propia Catedral y Martirio. Iniciada la guerra civil, 18 de julio de 1936, se afianzó la persecución religiosa; así el día 2 de agosto fue asaltado el Obispado y el Sr. Obispo hecho prisionero en la Catedral, con su hermana Teresa, su cuñado Mariano, junto al Vicario General. Tuvo que vestir de paisano y fue instalado, con la familia, en una sala para mejor vigilarlo. El obispo preso en su propia Catedral se convertía en un signo de pobreza, humildad y confianza plena en Dios. Así se le oía decir ante cualquier comentario: “Todo sea por Dios Nuestro Señor…” Tanto en la cárcel provincial como en la Catedral, convertida en cárcel, había una gran aglomeración de reclusos. Se decidió unos traslados: de la provincial 322 presos el 11 de agosto y  desde la Catedral, el día 12, más de 200; el Sr. Obispo irá en este grupo de presidiarios. Los testigos cuentan que por el camino sufrió toda clase de vejaciones, que le gritaban ¡muerte al obispo! y con palabras soeces le ofendían. Llegados al apeadero de Santa Catalina por el lugar llamado Pozo del Tío Raimundo, cerca de Vallecas, se  realizó la gran matanza, unos 179; al Obispo le dispararon, mientras con los brazos en cruz aclamaba a Cristo el Señor y perdonaba a los que le hacían mal.

Sepultura, exhumación de los restos y traslado a Jaén. Terminada la masacre, fueron sepultados en las fosas comunes y allí también el Obispo Las noticias llegaron a Jaén y poco a poco se fue sabiendo toda la verdad y la magnitud de la masacre. Todos reconocían que Don Manuel Basulto había muerto por ser obispo y defender a Cristo y a su Iglesia. Terminada la guerra, se exhumaron los restos y el cadáver del Sr. Obispo fue identificado por una prótesis dental y algún signo episcopal. En un tren funerario partieron los restos de todos hacia Jaén. El 11 de marzo de 1940 fueron recibidos en la capital del Santo Reino. Al pie del Altar de la Cripta de Sagrario de la Catedral, presidido por un impresionante Crucifijo del escultor jiennense Jacinto Higueras, quedaron guardados los restos del Obispo de Jaén, Siervo de Dios Manuel Basulto Jiménez, y en una lápida de mármol se escribió: “A la Buena Memoria del Obispo Mártir Excmo. y  Rvdmo. Señor Don Manuel Basulto Jiménez, que apresado en su casa por los marxistas y conducido a Madrid en un tren de presos, antes de llegar a la Capital, postrándose de rodillas y bendiciendo a sus impíos ejecutores, fue inicuamente fusilado el día 12 de agosto de 1936. Piadoso. Afable. Sabio. Elocuente. Vivió 67 años. Recibió público y solemne homenaje fúnebre en la ciudad de su título episcopal el día 10 de marzo de 1940. Sus restos fueron depositados en esta cripta de su Iglesia. En espera de la resurrección de la carne”.

 

II.- FÉLIX PÉREZ PORTELA, VICARIO GENERAL DE LA DIÓCESIS   Y DEÁN DE LA CATEDRAL

Don Félix, también nació en  Adanero (Ávila), en 1895. Pronto marchó la familia a Madrid e ingresó en aquel Seminario en 1907. Los estudios superiores los realizó en Roma y allí fue ordenado sacerdote  por el Cardenal español Rafael Merry del Val, celebrando la Primera Misa en la Capilla del Colegio Español. Volvió a España y por dos años actuó como sacerdote en su diócesis de Madridpero en  1920 Mons. Basulto le propuso le acompañara a su  nueva Diócesis de Jaén; don Félix aceptó y, desde ese momento, se entregará totalmente a su obispo y a la Iglesia de Jaén. Fue Secretario Particular del Obispo, Beneficiado de la Catedral y poco después  Canónigo; nombrado Canciller Secretario General de la Diócesis y Vicario General. Unido al Obispo y al presbiterio sirvió a la Iglesia de Jaén.

El perfil humano y sacerdotal de don Félix

Don Félix era un hombre serio, cumplidor y exigente, a la vez que bondadoso y sencillo;  tenía un trato muy humano con todos, de carácter ecuánime y con un gran dominio de sí, austero consigo mismo y generoso con los demás; decidido y ponderado en los asuntos de gran responsabilidad, que por sus cargos tenía que afrontar; “un sacerdote de vida ejemplar”, decían; cultivaba las virtudes sacerdotales: oración, entrega pastoral, estudio permanente de las ciencias sagradas, fiel al obispo, buen compañero. Un castellano al servicio de la Iglesia de Jaén, fiel hasta la muerte.

Tiempos difíciles. A don Félix le tocó vivir los tiempos difíciles de la II República e inicio de la guerra civil, aún teniendo la oportunidad de escapar, no se separó del Obispo, le asistió hasta el último momento y fue martirizado con él.A partir de julio de 1936 arreció  la persecución y llegó el martirio; don Félix, firme en su fe, fiel a su Obispo, aún pudiéndose salvar “porque la cosa no iba con él”… padeció el mismo camino del clavario: trasladado en el llamado “tren de la muerte”, maltratado moralmente, asesinado con disparos, mientras perdonaba y confesaba su fe.  

Don Félix, dejando solos a su anciano padre y a la propia hermana que les atendía, fue hecho prisionero en la Catedral, con el Obispo y la familia de éste, el 2 de agosto. Incluido en el supuesto traslado a Alcalá de Henares, 12 de agosto, fue sacrificado en las cercanías de un apeadero por el Pozo del Tío Raimundo. Afirman que dijo a los que querían salvarle  “Lo que sea del Señor Obispo que sea de mí”. Doña Gabriela, hermana de don Félix cuenta: “me dijeron que mi hermano pidió  lo mataran el último y se lo concedieron, que les animó a dar la vida por Cristo, les echó la absolución y dando un viva a Cristo Rey, le dieron muerte. Sus restos, como los del Obispo, fueron echados a una fosa común en el  cementerio de  Vallecas; finalizada la contienda, fueron exhumados y trasladados a Jaén por la misma vía por la que habían ido al martirio, no consta que los de don Félix pudieran ser identificados, pero tenemos la certeza de que están en lugar sagrado, en la digna Cripta del Sagrario de aquella Catedral a la que pertenecía y que rigió por breve tiempo.

Actualidad del testimonio martirial. El testimonio de don Félix, como el de otros tantos sacerdotes y fieles, nos hace recordar las palabras de Su Santidad el Beato Juan Pablo II pronunciadas el 10 de octubre de 1993 en la beatificación del sacerdote jiennense y también miembro del Cabildo Catedralicio de Jaén, San Pedro Poveda, cuya sangre asimismo fue derramada el 28 de julio, unos 15 día antes que don Félix: “Todo lo puedo en aquél que me conforta (Flp. 4,13). Hoy la Iglesia pone estas palabras del apóstol Pablo en labios de los mártires que, en nuestro tiempo, han dado nuevo testimonio de una fuerza sorprendente. ¡En Cristo todo lo puedo! Ésta es la fuerza del amor, un amor más fuerte que la muerte; un amor vivificante, que se ha manifestado plenamente en la resurrección. Pedro Poveda Castroverde, fundador de la Institución Teresiana, supo mantener el propio testimonio hasta derramar su sangre. Su máxima fue siempre responder, como Jesús, a la voluntad del Padre… Se trata de mártires, es decir de testigos de verdad y de libertad. En el martirio resplandece la íntima conexión existente entre estas dos dimensiones, que la cultura actual siente la tentación de separar y, a veces incluso, de oponer. Con su sacrificio el mártir grita ante el mundo su elección libre de la verdad de Dios contra toda lisonja y amenaza de quien se opone a Dios”.

 

III.-FRANCISCO SOLÍS PEDRAJAS, PÁRROCO Y ARCIPRESTE DE MANCHA REAL

Don Francisco nació Marmolejo (Jaén), el 9 de julio de 1877, hijo de Miguel y Antonia Su padre era carpintero, y él mismo trabajó en la carpintería. Estudió en el Seminario de Jaén y fue ordenado sacerdote el 22 de diciembre de 1900. Tenía 23 años cuando le destinaron, como Coadjutor, a Valdepeñas de Jaén; por oposición pasó a Cura Propio de Baños de la Encina. Con una comisión especial, en 1913, lo encontramos en Santisteban del Puerto y de aquí a Mancha Real como Párroco y Arcipreste, desde 1914.

Un Párroco de talla

-Una de las mayores preocupaciones fue atraer al mundo obrero, ofreciéndole toda la dimensión liberadora del Evangelio, expresada en la Doctrina Social de la Iglesia. Programó acciones sociales de honda envergadura: distribución de grandes fincas entre los obreros; su plan lo expresó en el sermón que predicó en la fiesta de Ntra. Sra. del Rosario, el 9 de octubre de 1915.

-Promovió la fundación de un colegio, dentro de la Institución SADEL, Sociedad Anónima de Enseñanza Libre, ante la falta de libertad que las leyes de enseñanza habían implantando.

-Cuidó del Templo Parroquial con exquisito acierto y elegancia. Estableció la Acción Católica en sus dos ramas de hombres y mujeres, con secciones según las edades y el estado familiar.

-Organizó la Catequesis y siempre estaba presente en ella con los niños y catequistas. Ante la escasez y hasta el hambre que se padecía en grandes sectores, abrió un comedor, donde se repartía comida diaria a los necesitados.

-Fomentó la Adoración Nocturna y trabajó por las vocaciones sacerdotales Gran trabajador y apóstol entusiasta, fue un sacerdote bien preparado y siempre disponible. ---Los testimonios de quienes le conocieron manifiestan que don Francisco era un sacerdote celoso, entregado a sus feligreses, de oración y estudio.

  • http://www.cofradiaelabuelo.com/templates/elabuelonew/images/postbullets.png); background-position: 0% 0%; background-repeat: no-repeat;">El sacerdote don Francisco Cavallé, que le había conocido y recibido catequesis de él, dejó escrito: “don Francisco Solís fue tan sólo sacerdote, sacerdote de Cristo cien por cien. Fue párroco de todos sus feligreses, saliendo con remedios eficaces, a favor de  sus almas en todas circunstancias. Fue sola y exclusivamente pastor de almas. Fue guía de almas en tiempos difíciles. FUE HOMBRE DE DIOS”. 

Dificultades y contratiempos. La persecución religiosa, iniciada en los años 30, trajo a don Francisco grandes dificultades en su trabajo pastoral, por la falta de libertad religiosa y por un verdadero odio a todo lo católico, hasta que en 1936, fue recluido en la prisión de Mancha Real y de aquí pasó como “prisionero de Cristo” a la Catedral de Jaén; en ella se distinguió por el cuidado de los enfermos, el apoyo a sus compañeros, la disponibilidad para ayudar a todos los que padecían por diversas causas. El martirio. Don Francisco Solís tuvo la suerte de tantos elegidos de Dios, pues daría el testimonio supremo con el martirio. En la madrugada del 4 de abril de 1937 se manda a los presos levantarse de sus colchonetas. Prácticamente tratan de diezmar la población reclusa. Entre los elegidos está don Francisco; sacan a los elegidos a la plaza de Santa María con las manos atadas y les hacen subir en unos camiones. Don Francisco animará en todo momento a los compañeros de martirio, les ayudará con jaculatorias, cantos a la Virgen y con su ejemplo. Llegados a las paredes del cementerio de Mancha Real comienza la masacre; él pide ser ejecutado el último, así les ayuda a todos, les absuelve y al fin muere proclamando a Cristo como su único Rey y Señor.

Sepultura y exhumación de sus restos. Los restos fueron echados a una fosa común, como era el proceder de aquellas autoridades. Terminada la guerra, fueron exhumados todos; los de don Francisco fueron identificados. En la Parroquia se ofició un solemne funeral; el pueblo pidió se llevaran  al Templo los restos de su Párroco don Francisco Solís Pedrajas y así “de cuerpo presente presidió” aquel acto fúnebre, aunque su espíritu gozaba ya del Dios de la misericordia.

 

IV.-FRANCISCO LÓPEZ NAVARRETE, PÁRROCO  Y ARCIPRESTE DE ORCERA

Nació un 2 de marzo de 1892, en la calle Nueva de Villanueva del Arzobispo; hijo de Andrés y María Fuensanta, y le bautizaron con el nombre de Francisco de Paula. La familia  poseía una ferretería,  “Ferretería La Llave”. Ambiente familiar religioso. Muy pronto murió su madre; el padre contrajo nuevo matrimonio y él se acogió a la Virgen, considerándola, como su propia madre Con 8 años, fue enviado a estudiar a Úbeda con unos familiares.

Vocación sacerdotal. Entrada al Seminario. Don Francisco fue llamado por Dios y respondió con total disposición hasta la muerte. Muy niño escribió a su padre diciéndole marcharía a misiones. Por el 1905 ingresó en el Seminario de San Felipe Neri, Baeza; tenía 13 años. Se mostró como un buen seminarista y aunque aparentemente fuerte, con frecuencia caía enfermo. Tenía verdaderas cualidades artísticas y un espíritu religioso profundo.

Sacerdote y Primera Misa. Recibió la ordenación de  Presbítero el 23 de diciembre de 1916 en Córdoba por enfermedad grave del obispo propio, y  celebró la Primera Misa Solemne en su Parroquia de San Andrés, el día 1 de enero de 1917. Fue enviado a Beas de Segura y Cañada Catena, donde realizó una labor extraordinaria. Atendía a las Monjas Carmelitas y el Colegio de la Divina Pastora… mucho quehacer y poco cuidado con su persona, ciertas envidias y maledicencias…les hizo caer enfermo y marchó en 1927 a su pueblo, a casa del padre, para ser atendido. ¡Cuánto  le echaron de menos!

De Villanueva del Arzobispo a Orcera

Llegó Villanueva del Arzobispo y atendió a las religiosas de Cristo Rey y al colegio de huérfanos, ayudaba en la parroquia, puso una escuela gratuita para niños y mozalbetes que habían quedado atrás, se ejercitó en manualidades y obras de artesanía, pero ante todo, rezó mucho al Señor y sufrió unido a su Pasión. Por fin, el Obispo Mons. Basulto le nombró Párroco y Arcipreste de Orcera, a donde  llegó el 12 de agosto de 1933, vísperas de la Patrona y titular de la Parroquia. Rápidamente se puso a la labor, parecía sospechar que el tiempo iba a ser corto y no podía entretenerse en el camino:

-A su llegada buscó a las 12 personas más pobres para conocerles y darles una limosna. Las invitaba a comer en las fiestas principales.

-Proyectó una gran acción misional en toda la Sierra de Segura. Igualmente tenía en sus planes, construir una “casa sacerdotal” centro de acogida de sacerdotes, lugar de estudio, descanso y para la organización de los planes de pastoral.

-Fundó la Acción Católica, el Apostolado de la Buena Prensa y, dejó su buen ejemplo para el nacimiento de la Adoración Nocturna. Visitó las casas del pueblo, familia por familia, las cortijadas y aldeas, ayudaba en los pueblos del Arciprestazgo, andando o en caballería.

-Creía en el valor de la oración y, oraba insistentemente, también pedía oraciones a los Conventos de Clausura como medio eficaz para un apostolado fértil. Su dedicación y amor a los enfermos y a los pobres, es reconocido por todos. Aunque querido en Orcera y por sus habitantes, a don Francisco le tocó vivir un tiempo difícil durante los tres años que dirigió aquella parroquia. La persecución religiosa también se cebó en él.

El vendaval arrecia. A comienzos  del verano de 1936, don Francisco enferma y el médico le manda vaya a casa de su familia y que se restablezca allí con un plan de comidas y descanso. Llega a Villanuevael 13 de julio pero, ante las noticias que llegaban, manifiesta su propósito de volver a la parroquia: “Me vuelvo a Orcera, mi sitio no está aquí”. Su padre se lo impidió, la persecución arreció y don Francisco entró en peligro.

Detención, condena y muerte. Fue detenido el día 28 de agosto de 1936; era la hora de comer; llegaron al domicilio familiar, preguntaron por el cura, él se hizo presente y le pidieron entregara las imágenes y cuadros religiosos para profanarlos y destruirlos. “Eso nunca, contestó valientemente, haced conmigo lo que pretendéis hacer con las imágenes”. La condena estaba servida. Se lo llevaron, entre empujones y mal trato, en un camión salieron de Villanueva en dirección hacia Beas de Segura. Entre los olivos, cerca del cortijo de la Venta Porras, junto a la vía del ferrocarril proyectado “Utiel-Baeza”, en la boca del túnel número 13, le fusilaron, le rociaron de gasolina y viendo que no moría casi descuartizaron su cuerpo. Así encontraron sus restos en 1939 que fueron llevados al Cementerio de Villanueva y que serán trasladados a la Parroquia para su veneración.

Devoción y fama de santidad. En los tres pueblos, donde especialmente ejerció su ministerio: Villanueva, Beas de Segura y Orcera se le recuerda con cariño; su memoria ha ido pasando de unos a otros y se le venera como a “un santo mártir”.

 

V.- MANUEL ARANDA ESPEJO, JOVEN SEMINARISTA DE MONTE LOPE ÁLVAREZ

Origen y familia. Nació en la provincia de Jaén, término municipal de Martos, en el anejo de Monte Lope Álvarez,  un 22 de marzo de 1916. Hijo de Francisco y Dolores, el último de los seis hijos. Era una familia de trabajadores creyentes, pero con pocas prácticas religiosas, pues en el lugar no había sacerdote ni iglesia. Manuel se desarrolla en su infancia y adolescencia con toda normalidad, asiste a la escuela de un “maestro idóneo”, pronto alterna con el trabajo del campo y tiene un temperamento alegre y espontáneo, cuerpo fuerte y bien desarrollado.

Cómo fue la llamada de Dios y cómo respondió Manuel. Habría cumplido los 14 años, cuando un sacerdote de Martos comienza a frecuentar la aldea para la misa, algunos domingos y la doctrina cristiana. La familia Carrasco, había construido una Capilla, Manuel había contactado con el Sacerdote y con el Sr. Carrasco. Alguien podría encargarse de la doctrina, piensan en nuestro Manuel y se lo ofrecen… Dios está preparando el terreno, ¿y por qué no, entrar en el Seminario? ¿Ser Sacerdote? ¡Es un chispazo! Pero ahora Manuel ha de conseguir el permiso de sus padres. El padre,  sensible al problema económico y al anticlericalismo naciente, se opone aunque al fin, cedió, con el deseo de lo mejor para el hijo.

En el Seminario. Manuel ha superado la adolescencia y llega al Seminario cuando sus compañeros son aún niños; sería una dura experiencia, que superó con fuerza de voluntad. Cursos 1931-32 y 1932-33. Sólo dos años en Baeza. Su aprovechamiento en los estudios fue excelente. El primer año debió ser más difícil, pero sus cualidades hicieron que sólo con dos años los superiores lo vieran preparado para iniciar los  cursos de Filosofía en el de Jaén. Tres años de Filosofía en Jaén: cursos 1933-36. En septiembre de 1933, llega Manuel al Seminario Conciliar de la Inmaculada y San Eufrasio, en la ciudad de Jaén. Fue seminarista obediente, fiel a las orientaciones y al reglamento;  estudioso como lo dicen sus notas, era becario de la Catedral; fue muy piadoso: Amor a Cristo-Eucaristía, devoción al Sagrado Corazón; amor a la Virgen María y el Santo Rosario.

Su vida en las vacaciones de verano. Un verdadero apóstol en lacatequesis a niños y fomento de las vocaciones sacerdotales; con los jóvenes y en el contacto personal. Preparaba a los que iban a contraer matrimonio; les  prestaba libros y hablaba con ellos. Fuerza de voluntad, actitud férrea consigo, pero nunca  dureza con los demás. Era un “apóstol itinerante”, que iba por los cortijos y cortijadas en un apostolado verdaderamente valioso. Manifestó siempre un especial respeto y piedad para con sus padres y hermanos, a los que consideraba campo especial de su apostolado y oración.

Preocupado por los problemas sociales de su tiempo; amor al Seminario y cuidado de su propia vocación.  La personalidad del joven Manuel se va fraguando sobre los firmes pilares que cimientan la vida cristiana. Amor a Dios y amor al prójimo, rezaba mucho, iba a misa a los pueblos cercanos, vivía de fe y esperanza en Él. Además la cercanía a los pobres a los que ayudaba con lo poco que tenía, a veces se quedaba sin comer en el campo para darlo a los que trabajaban con él. Era un joven normal. Sus paisanos le aceptaban y respetaban hasta que el ambiente se hizo incómodo, sobre todo en el verano de 1934 y 1935.

  • http://www.cofradiaelabuelo.com/templates/elabuelonew/images/postbullets.png); background-position: 0% 0%; background-repeat: no-repeat;">¿Cómo se explica su muerte? Manuel en nada estaba implicado, pero no, ¡sí que estaba implicado y comprometido con la fe cristiana! Su muerte no podía explicarse porque fuera “un señorito”, le habían visto ganando el jornal y cerca de los pobres. Tampoco por ideología política, no se identificaba con ninguna, defendía la fe de la Iglesia. No por rencores personales; fue un niño y un muchacho con los demás y como ellos; él ya estaba por encima del ambiente, ni por clase alguna de interés político u hostilidad ideológica, desde los 15 años en el Seminario.

Aquel verano de 1936. El año 1936 se presentó difícil; en junio Manuel llegó a su casa y se incorporó a las faenas del campo. Volvió a Jaén para el retiro de mes en el Seminario, el 14 de julio; de nuevo a casa el día 15; el 18  estalla  la guerra. Sería el 21 de julio cuando es detenido y hecho prisionero en la iglesia de la Virgen de Carmen; se le veía bajo el púlpito, recogido en oración, ensimismado en Dios y meditando en lo que le va a pedir. Los guardianes o milicianos, se ensañaban con él; le mandan quemar los cuadros del Vía-Crucis, no lo consiguen; le amenazan, le ordenan que blasfeme, se niega rotundamente, le maltratan… Llegó el momento supremo. El día 8 de agosto, hacia las 9, le sacan para el trabajo diario: barrer, recoger la basura, llevar un carrillo cargado de huesos para enterrarlos en el campo; va entre dos jóvenes armados de escopetas. Una vez frente al cortijo de “oliveros” o “ramales”, cerca de “La Patrocinia”, le mandan entrar en el olivar; sortea la cuneta, el carrillo se le viene encima, le empujan, le dicen malas palabras y le dan algún varetazo;  le hacen parar al tercer olivo, le mandan cavar un hoyo para enterrar los huesos. Se abre este diálogo de gloria:

-         Ahora sí que vas a blasfemar. ¡Pues yo os digo que no diré ni una palabra contra Dios!

-         Tenemos cargadas las escopetas. ¡No y no!

-         Pues te matamos. ¡Venga de ahí! Perdón, Señor, y Misericordia.

Así quedó su cuerpo tendido bajo el sol, junto al olivo; ¡que su alma había volado a las alturas más allá del sol... y las estrellas...!

Después de su muerte. Trasladado a Martos fue enterrado en una fosa común, terminada la guerra fueron reconocidos sus restos que hoy se encuentran en la Cripta de la Iglesia de la Virgen de la Villa. Por todos es considerado un verdadero mártir de Cristo.

 

 VI.- JOSÉ MARÍA POYATOS RUIZ,  JOVEN DE ACCIÓN CATÓLICA Y DE ADORACIÓN NOCTURNA

Nace José María en Vilches (Jaén) el 20 de octubre de 1914, hijo de Blas y María y bautizado en la  Parroquia de San Miguel,. Familia numerosa y cristiana. Por un tiempo vivió en Tiscar (Quesada) En Rus asistió a la escuela pública, era despierto, alegre y religioso; por el año 1921 hizo la Primera Comunión.

Juventud. José Mª de joven vivió en Rus en la calle Iglesia nº 3, allí atendió la tienda de comestibles que abrió la familia y donde demostró su espíritu de generosidad y caridad cristiana. Asistía todos los días a la Santa Misa, al rezo del Rosario y a las demás prácticas religiosas organizadas en la Parroquia. Ya en Rus abrió un Centro de Acción Católica y tuvo alguna dificultad por sus convicciones cristianas. Se le buscó un trabajo en Úbeda y junto con su hermana María del Castillo, marcharon a vivir allí, donde se colocó en una fábrica de extracción de aceites de orujo.

Obrero cristiano y competente. Fue buen trabajador, buen compañero y cristiano practicante que nunca se avergonzó de manifestarlo y de hacer el apostolado entre sus propios compañeros. Perteneció a dos asociaciones cristianas muy en boga entonces: La Acción Católica y la Adoración Nocturna.

Problemas y dificultades. El ambiente creado en la República contra lo religioso, la falta de respeto a todo lo cristiano y a quienes trataban de vivir la fe, creció en modo desmedido con la entrada de 1936. En Úbeda había revuelta social, laboral y política, como en todo Jaén. José María comenzó a sentir una soterrada persecución de parte de algunos compañeros de trabajo en la fábrica, a la salida o entrada de ella: la razón era el ser cristiano y no esconderse de serlo. Nos quedan referencias muy concretas sobre el tema, por ejemplo: el episodio de las cruces.- Comenzaron por pintar unas cruces sobre el montón de orujo por el que tenía que pasar, y así tuviera que pisarlas, él manifestó su descontento ante los compañeros pero sin acusar a nadie ante la dirección, presiones ante un conflicto laboral. José María conocedor de la Doctrina Social de la Iglesia, no secundó ciertas revueltas en el trabajo y valientemente manifestó su postura, por lo que fue despedido del trabajo, cuando cayó la fábricaen manos del comité de trabajadores; todos decidieron despedir a José María, por tener ideas cristianas contrarias a la de ellos.

Presentimientos y predicciones. José María anunció a su hermana María del Castillo lo que le iba a suceder  y la llegada de la SAFA a Úbeda; todo después se cumplió con fidelidad.

En torno al martirio. José María tenía conciencia clara de la proximidad de su martirio, no sólo eran las predicciones sino la certeza de los hechos que atenazaban cada vez más su libertad y con ella su vida. Al fin se cumplió lo predicho por José María: le sacaron de su domicilio en Úbeda y le llevaron a declarar al Ayuntamiento, maniatado fue trasladado al Cementerio y allí junto a la cruz de la puerta, le mandaron volverse de espaldas, pero él quiso morir de cara y proclamando a Cristo como su Rey y Señor; su cuerpo quedó empapado en su propia sangre de joven amante de Cristo.

Manuel y José María nos dejan el testimonio de dos jóvenes que, aunque no se conocieran en la vida, pertenecieron a la misma Iglesia, vivieron la misma fe, se alimentaron de la Eucaristía, amaron a la Virgen María y terminaron dando la vida por su Señor. Y es que como decía Manuel: “Dadme unos pocos jóvenes buenos, honrados, cumplidores de sus obligaciones, convencidos de su fe católica y el mundo se salvará. Y si no, decidme ¿qué no puede hacer un joven?”

 

VII.- VICTORIA VALVERDE GONZÁLEZ.  RELIGIOSA DE LA DIVINA PASTORA DE MARTOS

El día 14 de enero de 1996 se inició el Proceso de Canonización de la Religiosa Madre Victoria Valverde González. Su testimonio se dio en tierras jiennenses por lo que forma parte de los mártires de Jaén.

Instituto Calasancio Hijas de la Divina Pastora. Las Religiosas Calasancias, “Las Pastoras”  fueron fundadas en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) el 2 de enero de 1885 por el  padre escolapio, hoy Beato Faustino Mínguez, con el fin específico de la formación integral de la mujer. Llegaron a Martos en 1917, a raíz del impulso recibido por el reconocimiento pontificio.

Madre Victoria Valverde González. Infancia y juventudNació el día 20 de abril de 1888 en Vicálvaro (Madrid) sus padres fueron Nicomedes y María, naturales de Losana (Soria) eran jornaleros y vivían sencillamente, pero con espíritu religioso. En su adolescencia estuvo en el internado de las Hijas de la Caridad en Alcalá de Henares y de allí pasó al reciente Instituto Calasancio, Hijas de la Divina Pastora. Solicitó la entrada al noviciado de Sanlúcar de Barrameda en la primavera de 1910 y el 28 de agosto vistió el hábito. Se sintió gozosa al poder solicitar la profesión y emitir votos temporales, el 16 de septiembre de 1911.

Religiosa entregada. Madre Victoria entra por el camino de la entrega a Dios en el servicio de la educación de los niños y jóvenes y así lo refleja en su escrito a la Superiora General: “En medio de todo estoy contentísima y sólo pido al Señor me dé fuerzas y mucho amor al sufrimiento”. En 1912 es destinada a Monóvar (Alicante) y en 1915 a Monforte de Lemos (Lugo). Solicita los Votos Perpetuos y los emite el día 17 de septiembre de 1916, momento deseado, entrega total para la entrega definitiva.

Establecida la Congregación a Martos,  Madre Victoria  llegará a los pocos meses de abrirse la casa y quedará vinculada a ella hasta su muerte. El Colegio fue reconocido en 1927, pero en 1934 hubo de adherirse a SADEL, por la exclusión de los religiosos en la enseñanza. Madre Victoria era la Superiora de la Casa. Fue una mujer débil físicamente, pero fuerte y robusta en  Dios; de fe profunda, preocupaba de las demás religiosas y en especial de las más jóvenes. Su amor a la castidad consagrada ha quedado bien patente porque no temía a la muerte sino a cualquier atropello que con ella pudieran hacer.

Persecución. Iniciada la guerra civil e intensificada la persecución, Madre Victoria pero, pasados unos días, se hizo imposible seguir y marchó al domicilio de una familia de confianza. Invitaron a la Madre a salir de Martos, pero decía: “Mientras haya una religiosa yo no me marcho de Martos”Detención y cárcel. El día 12 de enero a las ocho de la noche fue detenida, temblando en su cuerpo pero con la fuerza del Espíritu dijo: “Mis hijas no han hecho nada, soy yo la responsable de todas y la que debe sufrir lo que a ellas quieran hacer. Lo que tengan que hacer a mis religiosas me lo hacen a mí, a ellas perdónenlas”. Salió de la casa e iba tranquila. La llevaron a la cárcel en el Ayuntamiento. Martirio: Fue trasladada, prisionera, a la iglesia de San Miguel en la misma noche del 12 de enero, allí encontró a otras tres religiosas y se preparaban para la muerte, una de las cuales sería liberada. Era ya la madrugada del 13 de enero de 1937. Junto a un buen número de presidiarios, la Madre Victoria y otras dos religiosas fueron trasladadas al anejo de Martos, Las Casillas; presenciaron la muerte de todos en el cementerio; al final, ellas forcejearon para no entrar en él por temor a una violación, pero violentamente las introdujeron asesinándolas. Fueron muchos los testigos que contaron la tragedia. Al día siguiente el Alcalde de Martos mandó que echaran en fosas comunes los cuerpos de todos los asesinados junto con las religiosas.

Exhumación y lugar donde reposan sus restos. Los restos de los asesinados en el término de Martos, al terminar la guerra, fueron puestos en cajas, llevados al Cementerio de la ciudad y depositados en un mausoleo hasta que, reconstruida la iglesia de la Virgen de la Villa, fueron trasladados a la cripta de la llamada Capilla de los Mártires, allí bajo el mantode la Virgen, reposan también los restos de la Madre Victoria, hasta la resurrección final.

Madre Victoria, una verdadera mártir. Los fieles consideran a la Madre Victoria una verdadera mártir. En la Congregación y en la Ciudad de Martos ha gozado de esa fama por haber dado la vida a causa de la fe en Dios, en defensa de su consagración al  Esposo Cristo Jesús y porque esto sucedió como consecuencia del odio a la fe, tantas veces demostrado históricamente. Aunque los perseguidores adujeran razones políticas o de índole social, la verdad bien demostrada, es que esta religiosa, como las demás, no participaba en movimiento alguno y, desde su debilidad, apenas significaban peligro alguno para la “revolución” implantada en España.

El afecto y la admiración hacia nuestros mártires, a lo que nos invita la Iglesia, nos ayudará a reafirmar la fe, avivar la caridad y orar, perdonando a quienes puedan perseguirnos.



[1] UN AÑO DE LA FE: Ha querido el Papa que desde octubre de 2012 a noviembre de 2013, los cristianos intensifiquemos nuestra vivencia de fe, de palabra y con el testimonio de vida, la acción caritativa, el servicio a los hermanos....

[2] Seguimos y trascribimos expresiones de la Conferencia de Don Fernando Sebastián Aguilar, Arzobispo Emérito de Pamplona Tudela con el título “Mártires en la vida de la Iglesia. La vida cristiana como vida martirial” en CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA. Oficina para las Causas de los Santos. “Mártires del Siglo XX en España. Don y desafío.  EDICE. Madrid 2008. Pg. 27-46

[3] Tomada de la Conferencia de Don Fernando Sebastián Aguilar, ya citada.